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Un alvearense no pudo ser trasplantado debido al G20

«Sr. Presidente, hoy debo agradecerle tanto a Usted como a los presidentes que nos visitaron y decirles que, gracias al G20, mi marido no pudo ser trasplantado porque los vuelos no salieron a tiempo y se perdieron los órganos». Así comienza la carta de Natalia Tobio a Mauricio Macri.

Natalia es una maestra de General Alvear cuyo esposo, Eduardo Salice, esperaba hace seis años el trasplante de un riñón, y cuyo donante -con un 98,8% de probabilidad de compatibilidad- apareció el pasado viernes en La Plata pero cuyos órganos se perdieron debido al bloqueo de vuelos impuestos en todo el país en torno a la «seguridad» de la Cumbre del G20. La carta de Natalia es cruda, con la crudeza de quien vive desde hace veinte años al lado de un hombre que lucha por sobrevivir: «Debo creer que (Eduardo) no fue el único perjudicado. Pero qué importa la vida de un ciudadano, si ustedes están arreglando el mundo. Nosotros seguiremos luchando, esperando y creyendo que la justicia divina es la que se va a encargar de poner las cosas en su lugar. Y que existe la posibilidad que un padre de dos niños pequeños se levante, un día, sin pensar en que sus días están contados».

En diálogo con Adriana Gómez, durante el programa “BIEN NUESTRO” que se emite por LV23 Radio Río Atuel, de la Red Andina, Natalia comentó que su esposo comenzó muy joven con problemas de salud. Eduardo Salice empezó con diálisis a los 24 años y en el 2005 recibió un trasplante de riñón. «Su salud volvió a decaer y desde el 2012 tuvo que volver a diálisis. Llevábamos 6 años esperando un órgano hasta que nos llamaron, este viernes 30 de noviembre, para decirnos que el sábado podía hacerse el trasplante en Mendoza», cuenta. Eduardo hoy tiene 42 años y es papá de dos niños.

Los médicos del Incucai de La Plata se comunicaron con la familia mendocina para decirles que había un donante compatible con Eduardo y que el sábado (1 de diciembre) el riñón salía a las 6 de la mañana desde provincia de Buenos Aires para estar a las 8 en Mendoza. «El equipo de trasplante del Hospital Español nos avisó que el órgano llegaba a las 8. La idea es que el donante, un paciente de 48 años con buenas condiciones de salud, tenía compatibilidad casi plena (del 98,8%) con Eduardo», indicó Natalia.

El hombre recibió diálisis muy temprano, en horario especial, en la Clínica de la Dra. Norma Nieto, en General Alvear, y entre todo el equipo de técnicos y especialistas festejaron junto con la familia Salice la buena noticia.

Pero eso nunca pasó. Natalia Tobio confirmó a LV23 que cuando estaban por llegar a Mendoza les avisaron que el órgano nunca había llegado. «El Dr. Salvi nos explicó que el vuelo no se permitió por el tema de seguridad del G20 y que el riñón se perdía», nos cuenta la docente, con dolor e indignación en su voz.

«Fue muy fuerte, muy triste. Estábamos todos felices por el trasplante, ahora hay que explicar a los chicos que papá tiene que seguir en tratamiento. La hemodiálisis es muy invasiva y te ata, te impide hasta trabajar con normalidad porque son 3 días a la semana que hay que estar 4 horas en diálisis», informa.

Fabián Neira, parte del equipo de hemodiálisis de Alvear que atienden a Eduardo desde hace años y que lo prepararon para el trasplante, así expresaba su frustración en una publicación de facebook que hizo este fin de semana:

«El viernes 30 de noviembre fue llamado un paciente, Eduardo Salice, para ser trasplantado. Se llevó a cabo una movida para dializarlo lo más pronto posible. Mis compañeros y su señora lloraron de emoción y festejaron por su trasplante. Edu no lo podía creer. Era vivir nuevamente, disfrutar de la vida y de sus dos pequeños hijos. Al llegar a la clínica en Mendoza les informaron que no se trasplantaba por el G20, los aeropuertos bloqueados y todos los órganos se perdieron. Gracias Sr Presidente… y fue uno que prometió que no se iba a meter con la salud. Son todos una mentira! Cuántos Edu fueron en toda la Argentina en estos días del G20. Y encima nuestros representantes agradeciendo al presidente, no les da la cara. Macri lloró en el Colón y en (lo del) ARA San Juan se fue a bailar… Qué importa la vida de la gente, no?», dice el escrito de Neira.

Natalia Tobio sufre por su marido y por su familia. «Los doctores en Mendoza nos dijeron que hay que seguir; que hay cosas detrás de un operativo que no se pueden manejar, como esto que ocurrió, y que sigamos para adelante. Pero yo lo veo como una injusticia, como un delito», finaliza.

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