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Cochico celebró el Día del Niño con un emotivo encuentro comunitario en la Escuela Wolf Schcolnik

En una jornada marcada por la alegría, el compromiso comunitario y el juego, la Escuela Wolf Schoclnik del paraje Cochico fue el escenario del festejo del Día del Niño, organizado por la Municipalidad de General Alvear. Participaron del evento la delegada de Carmensa, Norma Costa; la subdirectora de Parajes, Cecilia Seniuk; y miembros del centro de salud local, quienes compartieron con estudiantes y docentes un día lleno de actividades y emociones.

La directora de la institución, Raquel Vega, explicó la importancia que tuvo la celebración para la comunidad educativa: “estamos situados a cien kilómetros de la ciudad de General Alvear, en una zona rural. Por eso, es muy valiosa la presencia de las autoridades y del equipo de salud. Hemos tenido un día divino, gracias a Dios también por el buen tiempo, y por estas visitas que llegaron a compartir la alegría del Día del Niño con nosotros”.

Los estudiantes, quienes viven en el establecimiento debido a que se trata de una escuela de modalidad albergue, esperaban con entusiasmo el mes de agosto. “Ellos ya venían contando los días, muy emocionados. Celebramos como una actitud ética de nuestra escuela la alegría de esta fecha. Ya el sábado anterior hicimos una primera celebración institucional con nuestros profesores especiales, de Física e Informática, con juegos y actividades recreativas”, contó la directora.

Una escuela con vida propia

La escuela albergue Wolf Scholnik no solo es un espacio de aprendizaje académico, sino también un lugar de vida cotidiana para niños y adultos. Allí, los estudiantes permanecen alojados durante quince días seguidos, para luego regresar a sus hogares por igual período.

La jornada comienza a las 7:30 de la mañana, con rutinas de higiene personal, seguido por el desayuno en comunidad. A las 8:20 se iza la bandera y comienza el día escolar, que se extiende hasta las 15:30. Durante la tarde, los chicos participan en actividades con la docente diurna: huerta escolar, talleres artísticos, juegos, apoyo escolar y tareas.

“Tenemos un proyecto muy bonito con la huerta, que nos permite enseñar desde lo práctico y lo comunitario. También hacemos muchas actividades creativas, y los chicos disfrutan mucho”, destacó Vega.

A las 19:30 inicia la rutina nocturna: baño individual, cena a las 20:30 y, luego, el esperado momento de calma. “A las 21:30, las docentes los acompañan a los dormitorios, se higienizan los dientes, les leen cuentos, conversan… y a las 22:30 comienza el descanso. Es un espacio muy cuidado, donde buscamos que cada niño se sienta contenido”, añadió.

La matrícula está compuesta por estudiantes de la zona rural y campos aledaños, así como también por niños provenientes de Santa Isabel.

Un esfuerzo colectivo que da frutos

Vega subrayó que el funcionamiento de la escuela es posible gracias a un fuerte trabajo en equipo entre el personal docente y no docente, y la articulación con organismos locales. “Se nota el avance, no solo en lo edilicio y en los juegos, sino también en lo educativo y humano. Hay mucho esfuerzo por parte de todos para mejorar el aprendizaje y el bienestar de nuestros alumnos”.

La celebración del Día del Niño no fue solo una fiesta: fue un reflejo del compromiso de toda una comunidad que, aún en la ruralidad profunda, encuentra motivos para compartir, enseñar y construir futuro.

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