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Temporada compleja para la agroindustria mendocina

Por la pérdida de rentabilidad algunas actividades económicas vienen concentrándose cada vez más desde hace tiempo, y la agroindustria no es la excepción. Es el caso de Alco-Canale y Angiord, dos firmas con un denominador común: cambiaron de manos durante el segundo semestre de 2019 y sus nuevos dueños buscan optimizarlas a costa de un plan de ajuste con matices.

En el caso de Alco, el proceso de quiebra concluyó con el traspaso a AVA, como mejor postor con una oferta de $380 millones. Sin embargo, se mezcla la nueva campaña agrícola con la transición que arrastra despidos, en el medio de un proceso aún en la órbita de la Justicia Concursal porteña.

De hecho, ayer por la tarde, los delegados sindicales se reunieron con el juez Alemán, a cargo de la causa, por el remate pendiente de algunos activos (fincas y vehículos) a fin de apurar la liquidación a más 393 desafectados producto de la quiebra de Alco. En ese tren, sólo cobraron hasta ahora 5% del monto total quienes se desempeñaban en 2 de las 3 plantas (Tunuyán, Tupungato y la sanrafaelina de Real del Padre), y la expectativa es que se complete el total recién en abril de 2020.

Mientras tanto, AVA ya hizo la convocatoria para empezar la temporada de elaboración de tomate en Valle de Uco. Según el delegado gremial Alberto Miranda, «con la toma de posesión la empresa asumió tener 160 trabajadores permanentes y 500 temporarios, con más o menos 10%».

Previamente, el nuevo propietario de la ex Alco hizo una revisión del personal: en Real del Padre se excluyeron 6 empleados, y en Tupungato 8 permanentes para sustituirlos por temporarios.

Mario Díaz, vicepresidente de AVA, advirtió que hay una disminución importante de producción de durazno en Tupungato lo cual obligará a trabajar al 70% y por ende que los operarios vuelvan a casa antes de lo previsto. Según el directivo, «la idea es que si en una temporada normal se trabaja 1000 horas, sean 700, unos tres turnos de inicio que bajarán cuando avance la campaña».

Aunque con similitudes en cuanto a impacto del ajuste, la situación de Angiord es distinta. El grupo cordobés Dulcor cerró trato recientemente con el holding vitivinícola Peñaflor por unos u$s 5 millones, y la decisión no demoró: el nuevo propietario absorbió sólo del 20% de los trabajadores de Angiord.

«Estamos buscando un acuerdo colectivo con la empresa para que asuma la indemnización al 100% de los compañeros que se quedaron sin trabajo», señaló al mediodía Oscar Aciar, secretario gremial del Sindicato de Alimentación Seccional Mendoza, durante una conciliación obligatoria realizada en la Subsecretaría de Trabajo provincial.

De 41 trabajadores, sólo 8 se incorporaron a la plantilla de Peñaflor; los restantes 33, en su mayoría con antiguedad de diez años o más, fueron despedidos. El plan del grupo adquirente es convertir a la ahora ex planta de durazno enlatado en un eslabón para fraccionamiento y depósito de sus vinos.

Fuente: Sitio Andino

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