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Do Acorde presentó “Somos Parte del Tiempo” ante una multitud en el Predio Ferial

En el marco de la presentación del disco “Somos Parte del Tiempo”, la banda alvearense más convocante de los últimos tiempos hizo delirar a miles de seguidores.

Con una organización sin fisuras, cien por ciento alvearense, los chicos de Do Acorde tuvieron su noche consagratoria con un marco imponente de espectadores de todas las edades.
Una puesta en escena de primer nivel con pantallas led, luces y un sonido impecable hicieron que los miles de alvearenses que se acercaron al salón mayor del Predio Ferial vivieran un show audiovisual como en los grandes eventos del rock nacional.

Desde prensa de la banda quisieron compartir lo que vivió un espectador desde adentro del show: “Como somos una gran familia, desde el primero que llega hasta el último que se va queremos compartir la crónica que escribió Agustín “Chula” Díaz, uno más como todos ustedes, que vivieron esa noche mágica como cada uno de nosotros”.
“Fuimos, somos y seremos por ustedes, decir gracias es muy poco, decimos gracias por ser y estar, y sobre todo por sentir como nosotros. Somos Do Acorde, bienvenidos a nuestra historia, bienvenidos a su historia”.

«El día esperado llegó y la banda emblema del sur mendocino volvió a los escenarios en el marco de la presentación de su disco “Somos Parte del Tiempo” después de un largo tiempo sin tocar y un arduo trabajo debajo de los escenarios.
Desde que hace varios meses se anunció la fecha, se empezó a palpitar lo que iba a desembocar en el gran festival del domingo.
Es por esto, que para varios, ese recital no iba a ser un simple toque más. La emoción inundó el gran salón y generó un clima lleno de buena energía.
Fueron varios los condimentos que protagonizaron el evento. Por un lado, la apertura de dos grandes bandas como lo son Estrelicia , que cada vez pisa con más fuerza y Leonesy Galaxias, con gran rodaje en los escenarios de toda la provincia.

La escenografía y decorados dejó sorprendidos a propios y extraños. Desde el histórico Citroën Ami 8 naranja, ícono de la banda, puesto en exhibición en la entrada al salón, como también el despliegue llevado a cabo en el escenario con grandes torres de luces, tres paneles led, que además de pasar visuales, hacían un trabajo simétrico con la iluminación y un escenario estratégicamente ordenado que lucía formidable.

Un trabajo escenográfico nunca antes visto por esta zona, por lo menos, hecho en su totalidad por una banda local. Todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo del público, familiares, amigos y aficionados, que se cantaron todos los temas y dieron lugar a las lágrimas y emoción, hasta el goce y la euforia.

Alrededor de las 20, los pibes de Estrelicia rompieron el hielo y abrieron el escenario. Pese a algunos cambios en la banda, la esencia fue la misma de siempre. Melodías atrapantes que te invitan a viajar con los sonidos tan característicos del sintetizador. Luego fue el turno de Leones y Galaxias, quienes se presentaban por primera vez en nuestro departamento, con su característico rock de diferentes matices, que va desde la psicodelia hasta la crudeza.

Finalmente, minutos después de las 22, las visuales se convirtieron en un cronómetro que marcó la cuenta regresiva de 3 minutos. Al llegar a los 10 segundos, la gente ansiosa empezó a corear los segundos restantes entre gritos y aplausos. Cuando las visuales que mostraban el reloj llegaron a cero, la voz en off del grandísimo Eduardo Galeano, recitó un fragmento de “el derecho a soñar”.
Con las luces casi apagadas, los pibes de Do Acorde (Germán “Pajarito” González, en voz, Agustín Mendy en batería, Jona Navia en bajo, Junior Yllanes en primera guitarra, Ale Flores en segunda guitarra y Facundo Ortiz Iboldi en teclados) se subieron al escenario y junto con la euforia de la gente comenzó el show de canciones de la mano de Las sombras del Miedo. Le siguieron Otro papel, Prometo no olvidarla, Flores y la sorpresa de Ya entendí, que hacía bastante no se escuchaba.

Do Acorde mostró porque son unos “de-generados”, como también su gran crecimiento y evolución musical reflejado en las reversiones de sus propios temas. Desde una intro de batería bien heavy y rockera al principio que dio pie a un tema inédito, hasta la incorporación de una batería eléctrica en Chururú.

Luego comenzaron las sorpresas y los artistas invitados: de atrás del escenario se empezó a escuchar un trío candombero de tambores que le dio ritmo y paso, inicio y final, a Tengo un Candombe.
Después comenzó otra parte del show, un poco más emotiva y con varias sorpresas. Los integrantes de la banda se fueron del escenario y solo quedó su cantante, Germán Gonzalez, quien anunció muy emocionado “voy a cumplir el sueño de tocar con quien me inició en la música, mi hermano”. Juntos cantaron Oración del remanso.

A continuación varios artistas locales coparon el escenario y junto al Pájarito protagonizaron Cinco Siglos Igual de León Gieco.
Entre muchos aplausos los músicos invitados se retiraron y quien apareció en los teclados fue Facundo Ortiz Iboldi. “Les voy a pedir que cierren los ojos y se imaginen un lugar donde quieren estar, donde sean felices”, fueron las palabras de Germán antes de comenzar con Aterriza el Sol.

Entre las sorpresas, se encontraban “algunos covers de artistas que nos marcaron mucho”. Mi corazón contento de Zona Ganjah, Corazón Delator de Gustavo Cerati, exquisita versión junto a Yoyo Sevilla y Coca Carbone, Las habladurías del mundo del Flaco Spinetta, interpretado por Luciano Arcidiácono de Leones y Galaxias.

Con la banda ya completa de nuevo y un cuarteto de vientos que combinaban hermoso, hicieron Yendo de la cama al living de Charly Garcia y Enloquecer.
Luego de unos segundos de silencio, una mezcla de audios archivos de diferentes momentos de nuestra historia y acompañado por imágenes reales que mostraron las visuales, hicieron de introducción para Revolución. Le siguió Tienen que ser y Afrodisíacos, que prácticamente la cantó solo el público. Lo mismo pasó con Promesas. Volar nos hizo saltar a todos y el gran cierre con Somos parte del tiempo, culminando una noche que sin lugar a dudas, fue la fiesta que prometieron.

Lo que pasó fue hermoso. Un sonido majestuoso y una ambientación de primerísimo nivel. Las ganas acumuladas de la banda de volver a tocar y las mismas del público de verlos, hicieron que el show fuera un viaje de emociones y sentimientos encontrados. Para los que tenemos la suerte de seguir la banda desde sus comienzos, no fue un recital más, fue el fruto del esfuerzo y mucho trabajo durante tanto tiempo. La enseñanza de que cumple sus sueños quien resiste y que todo sale bien si las cosas se hacen con amor. Ojalá esto sea el comienzo de algo grande.

Fotos: Andy Dubrosky y Cabeza Álvarez.

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